Saturday, December 02, 2006


16.- LAS INNUMERABLES ATRACCIONES TURÍSTICAS DE TRISTÁN DA CUNHA


"Tristán da Cunha" le dije al asno de Toni, compañero de trabajo, señalando la nota aparecida en el diario sobre la colonia inglesa del Atlántico Sur, mientras desayunábamos en el mugriento recinto que la companía nos destinaba a esos efectos. Era una mañana clara de viernes y los árboles estaban amarillos debido a la helada de Diciembre. Mis compañeros aprovechaban cada bostezo para meterse comida en la boca, incapaces de coordinar coherentemente una acción con la otra. Ni idea de como se las arreglaban para masticar. Si masticaban. "De qué juega?" me respondió el engrasado mecánico mientras se engullía medio pan con algo maloliente -que parecía moverse- en el medio. "De atacante en el Benfica?" Busqué algo para partirle la cabeza. Era entendible que siendo tano y futbolero agarrara pal lado de la pelota, pero yo le señalaba una fotografía en la cual se apreciaba un pico de montaña sobresaliendo en un horizonte de mar, una bahía, un barco rojo, casitas a lo lejos. "Dónde mierda ves una cancha en la foto?" le respondí esgrimiendo un zodape de corazán que había encontrado la noche anterior en el fondo de mi alacena y que estaba duro como una tenaza debido al espacio de tiempo que se encontraba allí. El trigo con el que se había producido había crecido entre plesiosaurios y neardenthales. Le expliqué que era una isla que se encontraba a mitad de camino entre Uruguay y Sudáfrica, en el medio de la nada salada oceánica que nos separaba, un lugar inaccesible con el cual había soñado tantas veces encerrado en mi pieza del INVE y al que viajaba económicamente con la mente, de polizón en cargueros que daban la vuelta al mundo hasta que mi vieja me volvía a la realidad para ir a comprar fideos a lo del Coco. Le había perdido el rastro a Tristán da Cunha y al ver la nota en aquella mañana me vinieron a la memoria los bigotes ralos del almacenero y los fideos baratos que sacaba con una cuchara metálica de un saco de 50 kilos que tenía tras el mostrador, sobre el suelo sin barrer. Descubrí que aún, de alguna manera, deseaba ir al lugar. Aunque más no fuera para que mi vieja no me viniera a romper las pelotas con encargos tan mundanos.
"Ah" dijo el Toni, totalmente aburrido "Y que puede hacer uno en una isla en la mitad del Océano Atlántico? Seguro que no hay una disco o algo así. Me imagino que la vida debe ser poco, ehm, atractiva" agregó el subnormal con cierto dejo irónico en la voz. Los demás compañeros que no se encontraban roncando o agonizando por ahogo harinero comenzaron espontáneamente a hacer propuestas de las posibles atracciones turísticas de tan inhóspito lugar. Acá, modestamente, una lista de las mejores ideas, que cedo gratuitamente a las autoridades correspondientes, para su debido uso, apropio y ejecute.
De nada, ché.

1.- FIRST WORLD MEETING OF ZOOFILY.- (En la nota se leía que la cría de ganado lanar era junto a la agricultura y a la pesca de cangrejos las actividades sobresalientes de la economía de los isleños -población total de los mismos: 700 personas-. Aprovechando tal circunstancia se podría organizar un campeonato para los amantes del erotismo animal, con premios para las distintas categorías, la cuales podrían ser, por ejemplo, Técnicas de Desvirgado Lanar, Esquilado de Zonas Erógenas, etc, etc).
2.- ERUPTING WAITING.- (La montaña en la foto era un volcán, el Mount Olay, de 2060 metros de altura, e hizo erupción por última vez en 1961. La idea es organizar el traslado de sillas hasta el cráter y sentarse a esperar que el volcán erupte. Gana el que tenga más paciencia o, en caso de erupción, el que logre ir más lejos en vuelo libre con la silla pegada al culo).
3.- BITCH VOLLEYBALL.- (Importar putas desde la madre patria, Gran Bretaña, y revolearlas desde los acantilados hacia el mar. Vence el que tire a la trabajadora del sexo la mayor cantidad de metros sin que ésta se ahogue).
4.- CLOUD COUNTING.- (Acostarse sobre la arteria principal de Edimburgh of the Seven Seas -la capital de Tristán da Cunha- a contar el paso de las nubes que sobrevuelan la isla en su loca carrera al Polo Sur. Es indiscutible rey el que llega a la nube 1 millón. O el que sobrevive al no ser pisado por las carretas de los lugareños).


Dicho sea de paso. La cena de Navidad, típica de cada año, la hacemos el 21 de Diciembre en el restaurant Schäfli de un pueblo de las cercanías.
Schäfli quiere decir ovejita en dialecto suizo-alemán.


Tema del día: Toni's Theme del grupo Pixies, CD Surfer Rosa, 1990

www.tristandc.com


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