Thursday, October 26, 2006



9.- MOST WANTED JEROPA


En realidad no le voy a echar la culpa a los yanquis: en esta situación el indivisible pelotudo soy yo. Además ya el pobre Jorgito W. Arbusto tiene suficientes problemas con Sadam bin Schwarzenegger como para atormentarlo con mi doméstico problemita. No voy a llamarlo y decirle: "Hey Georgie! What's up boy? Remember that I have a friend in Brooklyn that rents me his cabin in Cabou Polounio for the sommer!" Yo quiero que ese muchacho descanse, se tranquilice, juege al golf, y se aleje de la política. Que no joda más.
Cuando, un par de meses atrás, la poli secreta británica desbarató un grupúsculo de musulmanes que planeaban hacerse puré en aviones de línea americanos con explosivos plásticos escondidos en tubos de pasta de dientes y otras bellezas del género inventivo subnormal, y lo dió a conocimiento de la opinión pública, se reavivaron las neuras del mundo civilizado. A partir de ese día los controles en los aeropuertos tomaron características grotescas -dentro de poco si te llegas a tirar un pedo sentado en un avión yanqui te envían, mínimo, a Guantánamo y una horda de agentes de la CIA reptará, munidos de máscaras antigases, por las rugosidades de tu recto-, los clientes empezaron a buscar alternativas para viajar a los EEUU -léase otras companías- y por consiguiente las empresas afectadas reducieron de manera ostensible los precios de los pasajes, tratando de esta manera, de atraer posibles boludos -entre los cuales se encuentra vuestro humilde servidor, the most wanted jeropa. Delta Airlines ofrecía tickets a la mitad de precio, y menos de la mitad, a cualquier destino. Con la ayuda del Internet y mi Mastercard me apoderé de unas de las gangas con punto final Santiago de Chile vía Atlanta, deseoso de entrevistarme con el espíritu de Jack Nicholson de El Resplandor, que se encuentra atareadísimo corriendo mesas en la habitación sobre la que habita la Caco, en la pensión fantasmal que regenta con temblorosa mano su tía, conocida entre los huéspedes como el Aserradero Viviente o Miss Ronquido.
Confieso que si leí la letra chica en el pasaje cuando compré la super oferta lo hice sin anteojos. No reparé en un pequeño detalle que me hizo vivir una cuasi homérica odisea y que os paso a, snif, relatar, acontecida hoy día en Zürich, Switzerland, Europe, The World.
Allégome al aeropuerto de tal pulcra ciudad helvética al despuntar el alba en tren sobrepoblado de correctos viajeros que se intercambiaban las lagañas al pasar las hojas de los diarios que doblaban sin -casi- leer. El ambiente sosegado. Yo ídem. Al trasladar la mochila al check-in de Delta Airlines mi disposición era magnífica y ya pensaba en la primera broma a efectuar -para acortar las ocho horas de espera en tránsito- en el aeropuerto de la ciudad madre de la Coca Cola: of course pedir una Pepsi Cola.
La ninfa asiática con acento de Oregón que recibió mi pasaje y mi pass, tras teclear con dos dedos en su laptop Dell, me inquirió desde la imponencia de sus 1.53 mt. de altura:
"Where is your visa?"
"My visa? I'll be in transit in Atlanta. I don't need one. I just want to drink a Pepsi there and continue to Santiago de Chile".
"No" me dijo Okinawa Babe "You need a visa if you want to entry the territory of the United States of America, for George's sake!"
"Fuck" dije, y fucked fuí. En instantes un Eduardo jefe de seguridad en Zürich hizo su aparición lleno de sirs and sorryverymuchs, y haciendo gala de una pelada homosexual me explicó que había nacido en Panamá -cosa que no me interesó en lo más mínimo- y que sin el sellado correspondiente no podía viajar -cosa que me interesó en lo más máximo.
En un momento de brillantez recordé que de mis épocas en la que era rico y estaba casado con la Sietevalles local y con motivo de un viaje conjunto a Nueva York me habían otorgado una visa por diez años de entradas múltiples, que vencía, alabada sea la memoria de Ronnie Reagan, el 27 November 2006.
"Y donde la tienes, chico?" me espetó muy luismiguelmente el pelado marica del Caribe.
"En el otro pass, chico, que está, chico, vencido, chico, y lo tengo, chico, archivado, chico, en un armario, chico, en mi depto, chico, en Wil, chico, a 45, chico, minutos, chico, de aquí, chico. En tren, chico. Si vas, chico, a pie, chico, tardas, chico, como tres días, chico" le contesté adaptándome linguísticamente a la situación.
"Chico" me dijo el tragasables "son las 7:45, chico, cerramos el check-in a las 9, chico, si te apuras, chico, y lo vas a buscar, chico, a lo mejor, chico, logras coger el vuelo, chico".
"Lo único que voy a coger o no es el vuelo, maldito Lex Luthor, no te hagas ilusiones, cabeza descalza" pensé, y salí como iraquí huyendo de las bombas de Georgie en busca de la mínima posibilidad.
La hago corta. Llegué a la terminal aérea con mi viejo pasaporte a las 9:17, ergo Eduardo Rosa Lex ya no estaba y las posibilidades de coger lo que fuera se habían desvanecido, tanto para él como para mí.
A la vuelta de Wil tomé un taxi -que me salió un huevo en la cara, o un ojo, perdí la cuenta- para tratar de acrecentar las chances de ver mi pelada favorita. El taxista, supongo que para, de alguna manera, compadecerse conmigo, me contó que a la hermana le había pasado recientemente lo mismo en Turquía.
"Que Allah sea misericordioso y envíe una horda de camellos salvajes que se violen a tu hermana hasta que le salgan jorobas en las pestañas" pensé con un rencor muy avivado por sentimientos antiamericanos y anti mundo civilizado, con sus visas en tránsito para seres carentes de locomoción pero no de dignidad.
El pasaje me lo cambiaron para mañana.
No se pierdan la segunda entrega de las desventuras de vuestro servidor, the most wanted jeropa!
Continuará!






Canción del puto día: Motherfuckeroos del grupo (yanqui) Fuck, CD Those Are Not My Bongos, 2003


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