Saturday, March 03, 2007


24.- LA NOCHE EN LA QUE ENCONTRÉ LA LUZ, YEAH!

John Roderick agarró un día luego de recontracalentarse la papada esperando que sucediera algo, se fué a Amsterdam y se puso en marcha a pata pelada dirección Estambul, demorando en la cruzada liberadora de su aburrimiento algo así como cinco meses y medio, ante el asombro de absolutamente nadie, ya que John Roderick solía estar bastante loco, era decidido y provenía de Alaska en donde todo el mundo está loco y/o decidido, aunque pocos se ponen a caminar desde los Países Bajos a Turquía, por más aburridos que estén. No hay detalles (o no los encontré) de la épica caminata en Internet, pero observando al ser que tenía delante mío subido al escenario del Palace de San Gallen, supuse que lo había logrado: el barbado que empuñaba la guitarra y bromeaba con el público tenía toda la pinta de alguien con callos, olor a sobaco y zapatos rotos . Tras las epopeya del Popeye, Roderick se volvió a los USA (en avión) y en NY fundó el grupejo The Long Winters, bandada de pajarracos bastante desprolijos e hirsutos ellos, contorneándose aquella noche frente a nuestras personas, también hirsutas y desprolijas, en el reducto seudo intelectual de la norteña ciudad suiza. La cerveza corría a pesar de ser miércoles, alejados todos un par de días del fin de semana, ergo los términos "resaca matutina" eran prohibitivos de toda prohibitud, pero extrañamente el ambiente era festivo, relajado, sabatino: Roderick bromeaba, se permitía chascos, ya descansado de la peregrinación. Aseveraba, negaba, volvía a afirmar. Alguien alejado de todos nosotros, mezclados en la plebe no trashumante, segura, desconfiada, aburguesada. "Venir a ver a los Long Winters es más barato que ir al dentista" se burlaba el vagabundo "y duele lo mismo". Una escuela del dolor que, irónicamente, te presentaba el remedio: uno mismo es responsable de sus actos y uno mismo es responsable de hacer lo que uno tiene que hacer. Nadie vive tu vida por tí.

El último tren regreso a Wil salía a las 00:07 de la madrugada, el hermano mayor de Bond, James Bond, por así decirlo, nos esperaba en los raíles engrasados y había que tomarlo porque hasta las 05:30 no había otro, y así caminamos en la noche a la estación presurosos, contando los pasos que nos faltaban para vivir nuestras vidas por nosotros mismos, nuestra escuela del dolor.

Tema de la noche reveladora: Teaspoon de The Long Winters, CD Putting The Days To Bed, 2006

www.palace.sg

www.thelongwinters.com

wilmarberdino@hotmail.com

gonzalofonsecaster@gmail.com

gabrieldileone@gmail.com

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