Monday, July 30, 2007




46.- ASESINO DEL ZAPALLO. EL ASOMBROSO CASO DEL. (4)





Pederast se bajó del birrodado con una sensación particular: le ardía el forro de las pelotas. El asiento -que era estilo Moyano, puntiagudo por delante y por detrás- se le había incrustrado en el nacimiento de la zona que suelen proteger los futbolistas en los tiros libres en contra. 'Es cierto' reflexionó mientras se masajeaba con saliva la zona dolorida 'que pa una turra debe de ser lo máximo sentarse en algo así... pero para un investigador privado es, como mínimo, desagradable y no acorde con la profesión'. 'Le pican las bolas?' preguntó no muy alejado de la realidad Jauregui que había venido montado en un sillín de lo más pituco con el paquete reposado en la veracidad del cuero curtido y no se había enterado del sufrimiento estoico del privado. Detective. Privado. 'No seas nabo. Me estoy haciendo una cuzca porque me calenté con el roce del asiento de la bici. No te das cuenta? Te tengo que explicar todo?' El Pijirito nada dijo, callado, feliz de haber llegado de nuevo a las oficinas situadas en el Queco de Naná. Si Piturco andaba con ideas raras lo mejor era dejarlo solo para que desagotara sus pensamientos e intenciones en los recovecos pálidamente iluminados del prostíbulo. Además, pensó, siempre hay Más Chicas Al Fondo. Alguna encontraría, seguro, si andaba con la nata fuera de cauce. El Tito, amable troglodita repartidor de eructos & alcoholes rancios a la calamitosa clientela que asomaba en la noche para saciar sus bajos instintos de bajofondo, tristeza & humedá, los recibió con una sonrisa que recordaba a Adrien Brody en El Pianista. Para ser más exactos recordaba el piano de Adrien Brody en El Pianista: una marejada de espacios blancos y negros, bohemios, chopinianos, lo cual no estaba mal si tenemos en cuenta que la comida preferida del cantinero era el chupín de pescado. El Tito, tras una pausa artística en la que aprovechó para pintarse un óleo a la pasada, como queriendonoquerer, dijo, mientras servía unas grappas a los recién llegados: 'Mientra ustede andaba haciendo su diligencia en lo de Panzardino llegó una mina preguntando por usté, Piturco'. 'Es normal' respondió el private pasped-boled 'Tenemos las oficinas en los fondos de un queco. Qué esperaba usted? Quien tendría que preguntar por mí? El Goyo Álvarez en minifalda?'. El barista se hizo el sordo. No le costó mucho porque lo estaba. Sordo. Tras otra pausa artística en la que hizo un facsímil bastante vulgar de El Beso de Auguste Rodin congenió: 'No sea malo, Pederast... Esta no era una mina normal... No era un bagayo reciclado de éstos que tenemos acá... Era una mina con estilo, educada, distinguida... Una señora, vea usté, una señora...'. 'Jé' ironizó The Pasped Balls 'De las que te piden perdón por darte la espalda en el sexo anal?'. El barista se hizo el sordo. No le costó mucho, etc, y sacó un papel del bolsillo de la camisa mugrienta que llevaba puesta sobre el pecho mugriento que llevaba puesto sobre la calavera mugrienta. 'Le dejó este papelito... mire...' Y le entregó a Pedro Pablo Piturco Pederast y a su incondicional ayudante Pijirito Jauregui una nota en la que, aparte del tufo de Calandre de Paco Rabanne, se podía leer: "Conoce Ud. a Poloster?"

Tema del día: We Will Never Drink Again del grupo The Devastations, CD Idem, 2004

http://www.paraisoperdido.com/

wilmarberdino@hotmail.com

gonzalofonsecaster@gmail.com

gabrieldileone@gmail.com

0 Comments:

Post a Comment

<< Home