Wednesday, October 18, 2006


3.- PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL SKYPE,
SANTIFICADO SEA TU MICROSOFT


Cuando la Caco me advirtió apresurada "Llegó Mitía!" ya era demasiado tarde: debido a la lentitud del sistema sobrecargado por la cantidad de personas online (8.767.897 usuarios conectados se leía abajo a la derecha) quedé pegado en el Skype con una de mis mejores caras de nabo, aquella reservada para las ocasiones especiales, como esta. La Caco habita una pensión fantasma en el centro de Santiago de Chile, en el barrio Brasil, lugar de caserones viejos, callejuelas estrechas y gringos que, perdidos, inquieren en las esquinas a cada persona con pinta de lugareño: "La casa de la Mouneda? Allendeu?". Su tía -bueno, no es su tía pero ella le dice Mitía- dirige la pensión, poblada por seres más o menos irreales (2 Álvaros -el Orate y el Mariposa-, 1 Aníbal -el Actor en Decadencia-, 1 Vicente -el Monseñor-, 1 Eduardo -el Banquero Colocolino En Eterna Búsqueda De Vehículos Usados Y Peatonas A Estrenar-, y tantos otros más, rayados, eso sí, todos, por unanimidad) estudiantes en su mayoría, que no se pueden permitir el alquilar un depto normal y corriente y acaban robando ropa interior y yogures para satisfascer sus necesidades personales en la casona compartida, desde donde, cada tarde/noche hacemos contacto vía Internet para ponernos al tanto de las transoceánicas rutinas, ella en el Sur, yo en el Norte. En la construcción, al oscurecer, se sienten ruidos (los he sentido yo mismo a través del Skype o del Messenger, lo juro por el Loco Abreu), muebles que alguien corre, música, pisadas que provienen del segundo piso, encima de donde la Caco duerme. Inquisiciones al respecto no han conducido a respuestas tranquilizadoras, es más, encima del dormitorio de ella parece no dormir nadie, es territorio yermo, pasillo, recoveco, muro. En sesudas exploraciones diurnas con el Álvaro Mariposa, en las cuales llegaron a encontrar en un desván polvoriento una bicicleta de niña sin dueña (no hay niños en la casa) la Caco ha llegado a la conclusión, sin duda tras libar junto a Mitía considerables cantidades de Cabernet Sauvignon Valle del Maipo 1999, que el espíritu de Jack Nicholson de El Resplandor había trasladado su lugar de residencia (por posibles impuestos fiscales?) de las montañas de Colorado a la capital transandina, pese a que le pesara a Stanley Kubrick y a Stephen King, director y guionista del film, respectivamente.
La Mitía carraspeó al entrar, no sé si avisando que llegaba o porque vió en la pantalla de la compu mi expresión de chimpancé minuano, y dijo: "Ay diosito querido... las cosas de la vida... ". La Caco se sacó los auriculares, puso su mejor rostro de circunstancias, tapó mi cara de subnormal con una página casual (en este caso como preparar el Pollo al Cabernet del Liguria, restaurante en donde ella trabaja) y preguntó si pasaba algo -en ese momento sonaba desde el segundo piso un acorde de piano, un charleston. Jack estaba de joda. Mitía empezó a explayarse acerca de Vicente, el Monseñor, periodista y estudiante de teología, a punto de casarse. A escasas dos semanas del magno acontecimiento, ya con la iglesia reservada, los parientes en espera y los monaguillos acicalados, Vicente había sentido "el llamado del Señor" y ni tonto ni perezoso, ante la inminencia de la pérdida de su libertad individual había decidido refugiarse en las alturas y tomarse un tiempo de "espera para pensar sin apremio si no tenía que dedicarse plenamente al celibato y a la vida de claustro y no caer en las tentaciones de la carne, tan odiosa, tan mundana, carente de la profundidad y la pureza de aquella nacida del alma...". Una especie de vegetariano místico last second, vea usté. La novia desolada, Mitía -religiosa fundamentalista ella- en trance místico, la Caco con la boca abierta, los monaguillos chupándose la sangre de Dios, yo pegado con expresión catarrete y Jack, bueno, Jack corría muebles, ajeno a las necesidades espirituales, como buen fantasma capitalista yanqui, en este mundo tan post Jorgito W. Arbusto que nos toca vivir...


Canción del día: I don't believe you del grupo The Magnetic Fields, CD I, 2004


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