Saturday, January 19, 2008

74.- LA SENSIBILIDAD SOCIAL DE UN CHORIZO




Es un debate que atañe no solamente a las amas de casa, al carnicero de la esquina o al campesino axilar helvético. Es un drama que se abate sobre los abates, los laicos, los socialistas, los anarcos, los narcos, los lavadores de dinero, los banqueros. Es un problema que no deja frío a nadie en Suiza, es un problema que calienta a todos, hasta a los que se jactan de hacer uso de la razón frente a los patrioterismos baratos o las inclemencias del sensacionalismo mas amarillo. El contratiempo tiene un nombre y una razón d' ètre: le cervelat. Este embutido que se fabrica a base de carne de vaca y cerdo aderezada tiene la particularidad que se puede comer tanto crudo como cocido. En su estado natural se mezcla en ensaladas; asado a la parrilla es una colesterada delicia. El secreto de su variedad radica en el envoltorio: intestino de cebú brasilero, extremadamente elástico y con propiedades específicas que hacen que la cervelat adquiera su curvatura típica y que pueda ser devorado en cualquier estado. Fácil de pelar y resistente a la brasa es consumido con voracidad por los confederados en cada ocasión. Por año desaparecen 160 millones vía fagial, intestinal, recto y después. Todo muy bonito y folclórico hasta que la Unión Europea -con la que Suiza mantiene acuerdos bilaterales- ha prohibido la importación de productos vacunos brasucas por el peligro de la vaca louca. El caos y la desesperación se apoderó de la -normalmente- desabrida mentalidad de Helvecia y debido a esto empezó una búsqueda frenética del posible remplazo del intestino prohibido. Las reservas de vísceras brasileiras (25.000 quilómetros!) alcanzan justo hasta después de terminado el Europeo de fútbol, en Junio/Julio de este año; luego una nada absoluta reinará en las fiestas familiares domingueras, en los paseos públicos, en las canchas y en los carritos de las avenidas. Suiza sin cervelat es como si en Uruguay le quitaran los agujeros a los mates. Una calamidad de ribetes apocalípticos. Las posibilidades de encontrar una tripa parecida a la del cebú denostiado es, empero, escasa. Han comenzado los test con productos chinos, argentinos, paraguayos y -como no podía ser de otra manera, siendo que siempre nos pasamos diciendo que es un país de mierda- uruguayos. Todas demuestran una determinada contra (algunos muy débiles, otros muy gomosos, muy duros, etc; y todos pueden ser engullidos en una forma u otra pero nunca bipolarmente -cruda y cocida- como la original). Así que el desánimo campea y hay quien ha llegado a proponer el cambio radical de costumbres ante la posibilidad real de tener que mascar unos chorizos con el gusto a condones de segunda mano...




Tema del día: Oh del grupo Fugazi, CD The Argument, 2001.






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